ERMITA DE NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN
REHABILITACIÓN Y MEJORA DE LA ERMITA DE NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN EN MOLINA DE ARAGÓN (GUADALAJARA)
La intervención de Rehabilitación y mejora de la Ermita de Nuestra Señora del Carmen en Molina de Aragón, se realizó en el marco de un Convenio de colaboración suscrito entre la “Fundación María Cristina Masaveu Peterson” y la “Diócesis de Sigüenza-Guadalajara”.
Contemplada en el Plan Especial de Ordenación y Protección del Conjunto Histórico de Molina de Aragón (Conjunto Histórico-Artístico por Decreto nº 4398/64 de 23 de diciembre de 1964. B.O. del E. nº 17 de 20 de enero de 1965), la Ermita del Carmen está catalogada con grado de Protección Integral.
La Ermita del Carmen (S. XVII / XVIII) es un edificio de corte neoclásico, de planta rectangular con una única nave y cubierta a tres alturas.
Sobre el presbiterio, cuya volumetría supera en altura a la de la nave, se encuentra una bóveda hemisférica con cubierta a cuatro aguas. Destaca el recercado del hueco de la puerta de entrada, con jambas y arco de medio punto de sillares labrados con criterio neoclasicista al igual que las estrechas ventanas existentes en los paramentos laterales. Posee sillares de piedra de magnífica sección en esquinas y alero de doble hilada de ladrillo de tejar. La espadaña del campanario difiere de la construcción en su parte final debido a su reconstrucción en ladrillo.
En la cabecera, adosado posteriormente, hay otro cuerpo más bajo que responde a la tipología de “Casa Grande” molinesa.
Los huecos son escasos y de reducidas dimensiones, lo que confiere al conjunto un aspecto sobrio y robusto.
Su interior custodia la imagen de la Virgen del Carmen (1.931), obra del escultor valenciano D. José Romeo Tena, que sustituyó a la imagen original (1.728) del maestro escultor D. Juan Ruíz Amador natural de la Villa de Fuentelsaz, que fue destruida en el incendio de 1.930.
HISTORIA
La Ermita fue mandada construir por el entonces Regidor de la Ciudad D. Antonio Velásquez, para rendir culto a la Virgen del Carmen, eligiendo como emplazamiento el arrabal de San Juan, y finalizándose su construcción en el año 1.729, en el que fue bendecida por el obispo de la Diócesis Fray José García.
Adosada al templo, se construyó una casa-hospicio atendida por los Carmelitas de Aragón.
Es entonces, y tras anteriores intentos, cuando definitivamente se aposentó la Orden del Carmelo en Molina «Muy esclarecida y antigua Cofradía Orden Militar de Nuestra Señora del Carmen», organizándose una Compañía de Esclavos Militares de María del Carmelo, a la vez que se extinguía la antigua Compañía de Caballeros de Doña Blanca.
Precisamente son los sucesores de estos primeros cofrades los encargados el día de la festividad de la Virgen del Carmen, 16 de julio, de trasladar la imagen de la Virgen a la iglesia de Santa María la Mayor de San Gil, donde se celebra un solemne novenario. Por la noche es reintegrada a su ermita donde se reza una Salve como colofón. El día anterior, se ha procedido a trasladar al Ayuntamiento el estandarte de la Cofradía, donde queda expuesto en el balcón principal.
Ambos traslados se realizan en procesión con los cofrades escoltando a la Virgen, ataviados con sus uniformes de color blanco y rojo con morricones negros y adargas.
El 2 de noviembre de 1810, durante la Guerra de la Independencia, entraron los franceses por quinta de vez en Molina, solo que en esta ocasión y sedientos de venganza por la resistencia que el país le oponía, su saña no tuvo límites y las fuerzas francesas, al mando del general Roquet, entraron con el encargo especial del emperador de destruir Molina y cumpliendo ferozmente tal encargo procedieron a incendiar toda la Villa. Más de 600 casas ardieron, quedando aquella reducida a un montón de calcinadas ruinas, siendo la ermita del Carmen uno de los edificios afectados por el incendio. Finalmente, las obras de restauración de la Ermita concluyeron el 29 de junio de 1819.