UN MUNDO SIN SELFIES
Aunque los primeros retratos datan del Antiguo Egipto, hace miles de años, y ya entonces representaban a gente muy influyente, fue en el Renacimiento (siglos XV-XVI) cuando adquirió más importancia. Desde entonces grandes pintores practicaron el retrato y el autorretrato (el retrato de uno mismo, lo que hoy llamamos selfie) en un mundo que no estaba dominado por las cámaras de los teléfonos móviles.
A través de los retratos del romanticismo presentes en esta exposición te invitamos a que crees tu propio retrato realizando un selfie a la manera del siglo XIX. ¿Te apuntas?
OBSERVA!
¿En qué me inspiro?
En la GALERÍA de cabecera y en estas fichas te enseñamos dos obras que forman parte de la exposición Colección Masaveu. Pintura española del siglo XIX. De Goya al modernismo.
En la galería encontrarás dos retratos de Federico de Madrazo, uno masculino (Juan Bravo Murillo) y uno femenino (Retrato de Inés Pérez de Seoane). En los dos se han representado a personajes de elevada clase social, como nobles o políticos.
Si observas atentamente, se repiten ciertas características que son comunes en los retratos del romanticismo:
- Los retratos eligen el formato de tres cuartos (cuando ves al personaje hasta la rodilla más o menos) o bien se centran en el rostro.
- Los personajes se sitúan sobre un fondo de color neutro (en este caso, marrón).
- Los personajes llevan ropa que les identifica con su clase social. Por ejemplo, Bravo Murillo viste el traje de gala de Ministro, ya que en este momento los Ministros tenían un traje oficial, algo que ahora no sucede.
- Las damas son representadas con telas exquisitas y opulentas (muy ricas).
Inés de Seoane lleva un traje negro (en la moda española era habitual vestir de negro), de hombros descubiertos y una estola. La estola es una prenda de vestir femenina que consiste en una banda de piel que se lleva sobre los hombros. - Otros complementos nos dan más pistas sobre su posición social, como las llamadas insignias que solo eran concedidas a muy poca gente, como la banda e insignia de la Orden de Carlos III de Bravo Murillo. En el caso de las mujeres encontramos las joyas, como el increíble broche de perlas y piedras preciosas (llamado pinjante) de Inés Pérez de Seoane.
- El escenario donde son retratados también es importante. Fíjate por ejemplo, en la lujosa silla que se ve en el retrato de Bravo Murillo.
DESCUBRE!
EXPERIMENTA!
¿Cómo lo hago?
Ahora que conoces cuáles son las claves de estos retratos del siglo XIX, te proponemos que, inspirándote en ellos, realices un selfie a la manera de esta época.
Recuerda que en este momento los retratos nos daban toda la información importante que había que saber acerca de una persona a través de la vestimenta, postura y objetos con los que eran representados.
Para ello, te damos unas pautas:
- Coloca el móvil siempre en vertical. Puedes pedirle a alguien que te haga la foto, mientras tú posas.
- Elige el encuadre: puede ser un retrato de cuerpo entero o bien un retrato de tres cuartos, como el de Bravo Murillo.
- Colócate sentado o de pie apoyado en algún mueble de tu casa. Puedes crear un pequeño escenario (buscar elementos para el fondo o para colocar encima de una mesa), detrás de un cortinaje… o bien un fondo completamente neutro, como una pared lisa.
- Utiliza una vestimenta con la que te sientas identificado.
- Elige un peinado.
- Lleva objetos que te representen (móvil, tu instrumento de música, libros que te gusten, elementos de deporte, etc.).
- Adopta una pose solemne, como la de estos personajes.
- ¡Hazte una foto!
COMPARTE!
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