Como es habitual en su producción, esta pieza de Vermeersch se basa en las sutiles gradaciones de color, en este caso un tono cobre que se modula diagonalmente a lo largo de los tres paneles de idéntica superficie que componen este tríptico, expandiendo la sensación cromática y lumínica hacia el espacio que los separa y reflejando, bajo la influencia de la luz, una infinita variedad de matices de rojo. De este modo consigue generar visualmente una sensación de profundidad y transmitir la idea de evolución o cambio y, con ello, de paso de tiempo, que lleva implícito en sí mismo el concepto de degradado.

Esta obra fue adquirida por la Fundación María Cristina Masaveu Peterson en el stand de la galería ProjectSD durante la celebración de la Feria ARCO 2019.